miércoles, 13 de noviembre de 2019

Las Cabañas por Robredo (28 km)

De vuelta a las rutas circulares, nos topamos con esta salida de poco fondo, solo 28 kilómetros, pero que requerirá otra vez el uso de las ruedas gordas (si bien hay que recalcar que la gran mayoría del trazado se realiza sobre asfalto). El objetivo es el paso hacia la localidad de Las Cabañas a través de los montes valdeporrinos de Ahedo y Robredo de Las Pueblas. El viaje nos recordará, inevitablemente, a otro realizado con anterioridad, aunque aquí incorporamos un par de variaciones. 

Elaboración propia
Para empezar, en lugar de tomar la carretera de Cidad desde Santelices, nos aproximaremos al vecino Dosante desde Pedrosa de Valdeporres, debiendo superar de inicio un muro de unos 300 metros a casi el 10% de media y una peliaguda bajada con chicane incluida. Al inicio del pueblo dejamos atrás la iglesia y tomamos una senda de grava a mano izquierda de la que apenas disfrutaremos unos 1.300 metros, pues enseguida volvemos al asfalto, a la carretera que nos lleva a Busnela. 

El cruce que debemos tomar en Dosante. / Google Maps
No obstante, nuestro itinerario nos obliga a desviarnos a la izquierda, (justo sobre las vías del tren), poniendo rumbo hacia los pueblos de Ahedo y Robredo. Un escollo en forma de colina, mejor no fiarse de la pequeña tachuela señalada en el mapa (km 4.5 aprox.), nos conducirá a un nuevo cruce. Como en las anteriores ocasiones, giraremos a la izquierda con Robredo únicamente en el punto de mira. 

El camino hasta esta pequeña localidad es bastante llevadero y solo al final el ascenso se hace algo más pronunciado, preparándonos para lo que nos espera. Una vez dejado atrás la última calle y superado el centenario roble, el progresivo deterioro de la carretera se asocia al aumento de pendiente. Nos encontramos en el ascenso más duro del día, de poco más de 3 kilómetros, pero con varias rampas de dos dígitos y distintos tipos de suelo. 

Esta recta de hormigón alberga una rampa terrible. / O. Sainz
Desde la clásica pista de grava, pasando por el hormigón rayado (ojo a esta parte porque es brutal), la arenilla y de nuevo el asfalto convencional. Una sucesión de terrenos que no permite coger ritmo, a pesar de que existen zonas más suaves que se alternan con auténticas rampas. 

Desde la pista de tierra se intuye la cima al fondo. / O. Sainz
Una vez en el alto, sin ninguna señalización y situado a unos 950 metros de altitud, la pista desemboca (en descenso) en otro camino de más importancia. Si giramos a la derecha acabaremos en Ahedo. Como nuestro propósito es entrar en el Valle de Valdebezana, lo cual estamos a punto de hacer, nos desviaremos a la izquierda para descender hasta Las Cabañas y despedirnos del firme en mal estado durante el resto del viaje. 

El panorama ha cambiado por completo. Nos encontramos en un terreno abierto y expuesto al viento, junto al embalse del Ebro, rayando con Cantabria, y ahora rodaremos por la N-232. Atención al tráfico. 

En lo que respecta al perfil, la única dificultad destacable es una serie de repechos antes de Quintanaentello. Sin llegar a entrar en el núcleo de Soncillo tomamos el cruce hacia Santelices (izquierda), del que solo nos separan un falso llano hasta Argomedo y su posterior descenso de 4,5 kilómetros.

jueves, 24 de octubre de 2019

Adentrándonos en el bosque de Las Pisas (7 km)

Una ruta de BTT corta (7 kilómetros, sin especificar en esta ocasión la ruta de regreso), sin apenas dificultades hasta su desenlace, que nos recordará a la última entrada de este blog, con la que comparte unos kilómetros en sentido inverso. En esta ocasión visitaremos la célebre cascada de Las Pisas, de la que tan cerca estuvimos en nuestra salida anterior.
La última parte del recorrido salva el desnivel con escalones y un pronunciado descenso. / Óscar Sainz
Optamos por el acercamiento más fácil, saliendo de Santelices y tomando la carretera de Villarcayo para acercarnos rápidamente hasta Quintanabaldo tras poco más de tres kilómetros planos sobre buen asfalto. Nada más llegar al pueblo, nos desviamos a la derecha pasando por el túnel que sirve de bolera y abandonamos esta pequeña localidad valdeporrina al entrar en una pista forestal que asciende desde sus primeros metros. 

Se trata de una sección de unos dos kilómetros repleta de toboganes, aunque con clara tendencia ascendente, sobre todo tras dejar atrás un complicado tramo de rocas y el paso por el arroyo. Rampas más exigentes sobre grava y hojarasca nos llevarán hasta el pueblo de Villabáscones, enclavado en el Valle de Valdebezana. 

Elaboración propia 
En plena subida, y justo antes de llegar a la iglesia, tomamos una senda a mano derecha con varias indicaciones. La distancia indicada es de 1.500 metros hasta Las Pisas, aunque ni siquiera llega a ese número. Se trata de la parte más divertida de esta ruta, al amparo de un espeso bosque de hayas y robles. 
Hojarasca y mucha sombra camino de Las Pisas. / Óscar Sainz

Después de dejar atrás un primer tramo bastante rápido y superar alguna zona pedregosa, hacemos frente a una dura pendiente de unos 200 metros y rampas de dos dígitos que pueden hacerse bastante exigentes. Una vez arriba una señal indica que son 700 los metros restantes hasta nuestro destino. Un vertiginoso e inestable descenso (cerca del 20%) nos hará extremar las precauciones en nuestro camino al arroyo Gándara, el cual atravesamos por un estrecho puente de madera tras el cual ya deberíamos vislumbrar las cascadas, casi inexistentes en octubre de 2019. Para disfrutar de estos saltos de agua, se recomienda acudir en la época de los deshielos primaverales

Vídeo de la etapa


viernes, 17 de marzo de 2017

Ruta junto a las Pisas (18 km)

Sencilla y breve ruta circular (17,6 kilómetros) entre la Merindad de Valdeporres y el Valle de Valdebezana en la que el uso de la bici de montaña vuelve a ser obligatorio para un tramo de pista de dos kilómetros. Partiendo desde Santelices, emprendemos la única dificultad reseñable del día: la ascensión a Argomedo que, a pesar de no tener grandes rampas, nos incomodará durante cuatro kilómetros.
Elaboración propia
Una vez coronado el techo de la etapa, descendemos rápidamente hasta Soncillo y nos adentramos en el pueblo por la carretera principal, que pica hacia arriba y soporta bastante tráfico. Por suerte, solo serán unos metros, pues antes de llegar a la plaza tomaremos un señalizado cruce a la izquierda que nos llevará hasta San Cibrián. Antes debemos callejear por el pueblo. En lugar de continuar hasta el colegio, giramos a la derecha y ya no hay perdición; solo nos queda seguir esa estrecha carretera hasta salir de Soncillo. 

Elaboración propia
A lo largo de un par de kilómetros, un falso llano y una larga recta que acoge la tradicional feria ganadera de San Lucas nos conducirán hasta el diminuto pueblo de San Cibrián, al que entraremos en descenso y abandonaremos en cuestión de segundos. A continuación, emprendemos la parte más divertida de la etapa, con un progresivo descenso a Villabáscones de Bezana (previo giro a la izquierda), pueblo en el que se encuentra la famosa senda a la cascada de las Pisas, un precioso lugar que merece la pena visitar.

Nosotros descartamos esa opción y bajamos hasta el final del pueblo, donde el asfalto pasa al hormigón durante unos metros para convertirse enseguida en pista de grava y arena.

Elaboración propia
Solo nos queda disfrutar de un divertido descenso a través del bosque (dependiendo de la época del año lo encontraremos frondoso, lleno de hojarasca o mucho más muerto, como en mi caso). Velocidad, alguna curva cerrada, varios canales de cemento para el agua, zonas pedregosas, algún pequeño repecho o hasta un riachuelo que debemos cruzar... 

No obstante, como una imagen vale más que mil palabras, la mejor manera de describir el descenso es a través del siguiente vídeo que grabé para la ocasión:

Vídeo del descenso


La pista (más arenosa en la última parte) finaliza en Quintanabaldo, donde volvemos a pisar una carretera asfaltada (la BU-561). Ya solo nos queda regresar a Santelices en unos 3,5 kilómetros finales casi llanos y sin mucha historia.

lunes, 7 de noviembre de 2016

Valdeporres y Sotoscueva sobre la peña: Santelices - Puentedey - Ventanón - Ojo Guareña - Pedrosa (31 km)

Interesante etapa que combina la carretera con las pistas de montaña a lo largo de la Merindad de Valdeporres y la parte más occidental de la vecina Sotoscueva. A pesar de contar con una distancia moderada (31 kilómetros), alberga importantes sube y bajas, terreno para pasar un buen rato sobre la bici y excelentes vistas desde lugares tan emblemáticos como 'El Ventanón'. Quizá el primer cuarto de la ruta sea la parte más aburrida del día, cuando tengamos que cubrir la distancia entre Santelices y Puentedey (8 kilómetros) por carretera. Poco tráfico, bastantes curvas, sombra y vegetación abundante son las características de este primer tramo que apenas contará con un pequeño repecho a la salida de Quintanabaldo hasta llegar a Puentedey. El resto es muy favorable hasta el citado pueblo. 

Mapa: Borja López

Una vez en Puentedey, podemos optar por meternos por la parte alta del pueblo y sus estrechas calles hasta salir a través de un corto tramo de campa y rocas a una pista de grava, o descender hasta la parte baja del pueblo, pasar el puente y la bolera, y justo después girar a la izquierda. En unos metros entraremos en una dura rampa de cemento y dejaremos el pueblo atrás para internarnos en la pista de grava, cuyos primeros 400 metros cuentan con una dura pendiente.


Nada más dejar atrás la última casa de Puentedey nos encontramos con una
dura rampa de hormigón, seguida del comienzo de la pista de grava,
donde la pendiente no baja del 13-14% durante 250 metros
Con la primera opción (meterse por la parte alta del pueblo) nos ahorraremos este duro tramo, ya que el camino da a parar a la pista más adelante. A partir de ahora nos espera la primera ascensión del día: alrededor de 3 kilómetros de subida constante por pista, sin sombra alguna, pero sin rampas destacables (6-7% de media). 

Alto de la pista de Paño
Este es el paraje que nos encontraremos al rodar sobre 'Paño'.
 Foto tomada del
blog de rutas de montaña Harrizelay
Superada esa ascensión nos encontraremos en una especie de páramo sobre la peña, con la cordillera de Dulla a nuestra derecha. Estamos a unos 870 metros de altitud y proseguiremos por la pista, en ocasiones algo bacheada y con la presencia de algún paso canadiense. Una breve bajada y un repecho nos saldrán al paso, pero nada importante. En poco tiempo encontraremos una pista a mano izquierda que no cogeremos (pues descenderíamos a Santelices), sino que seguimos avanzando por un camino menos señalado y evidente. En esta zona apreciamos varios senderos, pero con una mínima intuición veremos cual es nuestro camino, que ahora cuenta con tramos más arenosos y pequeños carriles formados por el senderismo y el paso de las motos. Sin parecer tan evidente como muestra el perfil de la etapa, comenzaremos a ascender paulatinamente dirección Sotoscueva. Aquí el sendero cambia constantemente: tan pronto rodaremos sobre zonas de lastra y piedras sueltas como en pradera, donde las marcas de otros vehículos nos permiten distinguir el camino. Lo mejor es que circulamos prácticamente a campo abierto. 

Altimetría: Borja López

Llegados a un punto podemos desviarnos a la izquierda para acercarnos al 'Ventanón' por un camino dificultoso incluso para la bici de montaña, lleno de rocas y piedras salientes. Tras pasar entre unos pequeños arbustos y árboles bajos llegamos a uno de los miradores más célebres de la Merindad de Valdeporres, el antes nombrado 'Ventanón', un gran hueco en la roca a través del cual puede divisarse gran parte del municipio. Una vez hemos disfrutado de sus vistas, volvemos sobre nuestros pasos y continuamos con la ruta ascendiendo unos pocos metros más para llegar al techo de la etapa, rozando los 1.000 metros de altitud. 

Vista del pueblo de Rozas desde 'El Ventanón'. Foto propia

Ya en terrenos de la Merindad de Sotoscueva, iniciamos la parte más divertida de la etapa, un rápido y largo descenso de unos 4 kilómetros (si contamos la parte de Ojo Guareña). El terreno varía desde la típica pista de grava a una última zona de lastra y muchas piedras sueltas; además, hay que tener cuidado con varias curvas, la presencia de arbustos en algunos puntos y los cambios de rasante y pequeños montículos, donde es fácil que dañemos la bici. A esto hay que añadir que a mitad del descenso nos encontraremos una barrera de alambre de espino (por suerte es un punto donde no se coge demasiada velocidad) que habrá que retirar y colocar de nuevo. 

Acabada esta primera parte, saldremos al Alto de la Concha (el alto de San Bernabé donde se realiza la romería, justo sobre la ermita), en el que tenemos una fuente a nuestra disposición. Por primera vez en muchos kilómetros volveremos a rodar sobre carretera asfaltada, aunque será cosa de un minuto. Lo que haremos será bajar dirección Cueva y en la primera curva de herradura (a solo 500 metros del alto) tiramos recto, sin girar, y nos internamos en un estrecho sendero lleno de hojarasca para seguir descendiendo un poco más hasta llegar a una zona más abierta, tras los pueblos de Quintanilla, Vallejo y Entrambosrríos. Como no dispongo de fotos, adjunto un plano de vista satélite para indicar el camino. 

Los tramos en rojo indican pista de montaña; en verde, carretera asfaltada

A continuación, disfrutaremos de un corto tramo de asfalto, prácticamente llano, que abandonaremos al coger el segundo sendero a la izquierda. ¡Ojo! que esta zona tiene muchos caminos y es fácil equivocarse. Hay que asegurarse de tomar el camino que nos termine llevando a un alto que ya divisaremos a lo lejos. Rodando de nuevo sobre una pista de grava iremos ascendiendo poco a poco hasta encontrarnos con un auténtico muro, primero de grava y luego de cemento: quizá no llegue al kilómetro de longitud, pero su desnivel es de lo más duro de toda la etapa. Una vez arriba, descendemos unos metros hasta la carretera y ya nos situamos en el Alto de la Varga. Solo nos quedan 4 kilómetros de descenso hasta Pedrosa de Valdeporres para finalizar la etapa. 

martes, 13 de septiembre de 2016

Santelices - Busnela (por pista) Dosante - Santelices (15 km)

RUTA sencilla y corta (15,1 km) sin salir de la Merindad de Valdeporres para la que se precisa el uso de la bicicleta de montaña. En poco más de una hora se hace perfectamente. Comenzamos saliendo de Santelices dirección Soncillo y a la altura de las bodegas tomamos el cruce a la derecha que nos llevará a Busnela, localidad de la que nos separan 6 kilómetros. La carretera por la que transitamos tiene poco tráfico y es prácticamente un falso llano hasta una pequeña rampa que nos deja en Cidad. A partir de aquí, el terreno será favorable, con una bajada de un kilómetro hasta el merendero (que dejamos a mano derecha), lugar en el que la carretera vuelve a picar hacia arriba de forma leve. 

Elaboración propia

Al pasar sobre las vías del tren vemos un cruce a la izquierda que nos lleva hasta Ahedo y Robredo, pero nosotros seguimos recto hacia Busnela. Si hasta entonces había poco tráfico, a partir de este punto es muy raro cruzarnos con un vehículo. La carretera continúa con un leve ascenso que podemos calificar de falso llano cuando a la izquierda divisamos el famoso dolmen de Busnela. Dejado atrás este monumento, el asfalto da paso a una pista de hormigón y comenzamos a encontrarnos alguna rampa, aunque siempre de corta longitud. Se trata de un kilómetro de sube y baja: todo lo que subamos con las rampas lo perdemos con sus respectivas bajadas. Tras un último descenso (corto y rápido) que nos interna por un momento en pleno bosque comienza una dura subida de unos 600 metros hasta la entrada de Busnela



Esta vez la rampa sí es dura, y el cemento que agarra bastante lo empeora aún más. Cuando vemos las primeras casas del pueblo creemos que la ascensión ya ha terminado -incluso agradecemos unos metros llanos-, pero la subida continúa a través de todo el pueblo, teniendo que superar un par de curvas de herradura por una estrecha carretera. La pendiente apenas suaviza (9-10%) hasta dejar atrás la última casa del pueblo. Continuamos unos metros más por la pista de hormigón hasta que esta desaparece súbitamente y se convierte en una pista de arena y piedras
La pista de hormigón se convierte en una de grava y
 piedras al salir de Busnela. Tomada de rutasytracks.com
La ascensión continúa durante algo más un kilómetro y medio, aunque la pendiente media baja hasta el 7%, algo que hace más llevadero este tramo donde es frecuente encontrar ganado suelto. Algunos tramos de cemento dejan paso a una cómoda pista arenosa que en los últimos trescientos metros está llena de piedras sueltas. Esto, unido a una fuerte rampa final, dificultan la llegada al techo de la etapa, junto a una torreta de alta tensión a 920 metros de altitud. 
Ahora llega el tramo más divertido de la etapa, con una bajada por pista hasta Dosante de unos 4 kilómetros. No me extenderé demasiado, pues en el vídeo que adjunto a continuación podéis disfrutar de la bajada en primera persona. Yo separaría el descenso en tres partes: el primero, corto e inestable por las piedras sueltas; el segundo, un falso llano que discurre por un precioso terreno de pinares y pista de arena, y el último, el más largo, rápido y divertido, por pista de grava y con alguna curva peligrosa antes de llegar a Dosante. 


Al entrar en el pueblo superamos un paso canadiense y descendemos por las calles del pueblo hasta divisar un cruce a la derecha, junto al cementerio. Nosotros seguimos la carretera (de nuevo asfalto normal) dirección Pedrosa. Al entrar en una chicane, nos queda sufrir una corta pero dura subida con alguna rampa del 12% y una cerrada curva de herradura. Una vez en el alto, solo nos queda descender por el barrio de la Serna -bien callejeando por las estrechas calles o descendiendo por la carretera principal, con una pendiente muy pronunciada. Atravesamos el paso a nivel y tras el puente giramos a la derecha dirección Santelices, finalizando así la etapa. 


jueves, 11 de junio de 2015

Munilla, ida y vuelta por el mismo camino (31 km)

No hay que fiarse de la distancia de esta ETAPA. Pese a no haber puertos de montaña como tal, el perfil tiene varios sube y bajas que pueden hacernos sufrir, en especial la inédita bajada (y posterior subida) a Munilla. Comenzamos con la ascensión hasta Argomedo, unos 4 kilómetros y medio al 5% de pendiente media. La primera parte hasta San Martín es posiblemente lo más duro de la subida, aunque los últimos 300 metros también son bastante exigentes. Una vez en Argomedo afrontamos una ligera bajada y un poco de llano para llegar a un cruce, donde giramos a la izquierda y atravesamos todo el pueblo de Soncillo. 



Elaboración propia

Todavía en Soncillo, cogemos el cruce a la derecha, donde está el cuartel de la Guardia Civil, en dirección a Torres de Abajo. Circulamos ahora por una carretera secundaria y algo estrecha. En un momento debemos tomar otro cruce a la derecha desde el que vemos al fondo el pueblo de Torres. La carretera ahora pica hacia arriba durante unos 400 metros, incluso en la primera parte del pueblo. Recorremos toda la calle principal y cuando estamos a punto de salir de Torres tomamos un cruce a la izquierda hacia nuestro lugar de destino: Munilla

Cruce a Torres de Abajo
Cruce a Munilla, justo a la salida de Torres de Abajo
Nos separan seis kilómetros de esta localidad poco conocida del Valle de Valdebezana. Si la carretera por la que circulábamos ya era bastante estrecha, esta lo es aún más y en sus primeros metros está muy acosada por la vegetación. Comienza una ascensión de unos 3 kilómetros de distancia en el que sufriremos un drástico cambio de paisaje. Los primeros 600-700 metros aproximadamente tienen una pendiente considerable (con curva de herradura incluida) y transcurren por un terreno boscoso. Una vez salimos del bosque nos encontramos rodando por una especie de meseta con poca vegetación: aquí el terreno se vuelve más llano, aunque siempre tiende a picar hacia arriba de forma ligera. 

Tras atravesar un paso canadiense nos encontramos con una tremenda rampa de unos trescientos metros de longitud con una pendiente cercana al 14% en algunos puntos. Una vez superada, nos encontramos en el punto más alto de la etapa, un poco por encima de los mil metros. Superamos otro paso canadiense y afrontamos una pequeña bajada en la que la única preocupación es el ganado suelto que pueda haber por la carretera. 
En la mayor parte del camino hacia Munilla
transitamos por un páramo
Primeros metros de la subida
a Munilla (aún con vegetación)

Nos toca transitar por terreno prácticamente llano durante un kilómetro. El tercer y último paso canadiense de la etapa marca un cambio drástico de terreno. Es el momento de afrontar la bajada más peligrosa de la etapa y para mí de las peores que he realizado en toda mi vida. Se trata de una bajada corta (alrededor de un kilómetro) en la que pasamos de unos 970 metros de altitud a los 820 de Munilla, en el fondo del valle. 
Lo peor de este descenso es sin duda la enorme pendiente (más del 20% en algunos puntos) que nos hace coger una velocidad endiablada. Además la carretera tiene bastantes baches y cuenta con un par de curvas complicadas. Si a eso le añadimos que desconocía por completo la bajada y nunca la había realizado, la cosa se complica aún más.

Tremenda pendiente tras pasar el primer paso canadiense.
El alto se intuye al fondo
Entramos en Munilla totalmente embalados, por lo que hay que tener mucho cuidado. Además, la calle se estrecha mucho en un punto y es probable encontrarnos ganado por la misma carretera del pueblo. Una vez en el final del pueblo, en el punto más bajo, podemos tomarnos un descanso junto a la iglesia. Justo al lado hay una fuente donde se especifica que el agua no está tratada, así que hay que tener precaución si queremos beber. 


Entramos en el pueblo a toda velocidad. Podemos utilizar
una pista ascendente que hay al final para
frenar nuestra inercia
Realizaremos la vuelta por el mismo camino, pues en Munilla se acaba la carretera y la única opción es volver sobre nuestros pasos. Lo peor será ese primer kilómetro infernal con algún tramo cercano al 20% de pendiente máxima. Una vez superado ese tramo, y a excepción de un par de repechos, todo el camino es favorable y rápido hasta Soncillo, con la ventaja de no encontrar apenas vehículos hasta esta localidad. De Soncillo hasta Argomedo sí que tenemos una pequeña subida, pero a partir de ahí nos espera un cómodo descenso hasta Santelices para concluir la etapa. 

Una imagen de la agotadora subida desde Munilla
cuando emprendemos el camino de vuelta