Sin duda la
ETAPA más difícil que he realizado en toda mi vida (aunque no en la que más he sufrido). Es una etapa reciente, pues la hicimos a últimos de este verano. Y es que conviene hacerla en esta época, ya que es cuando mejor forma tendremos después de haber entrenado durante julio y agosto. Ante una etapa tan larga lo mejor sería madrugar para evitar volver de noche en caso de que surja alguna pájara o algo por el estilo. No solo asusta su distancia,
134 kilómetros (la más larga de siempre), sino su
temible perfil: consta de
4 puertos y dos subidas a La Varga (no considerada como puerto). El inicio desde Pedrosa es ideal para ir cogiendo ritmo con la
suave subida hasta la Varga (4,2 kilómetros al 3,6% de media). Un tramo favorable por el valle de
Sotoscueva es interrumpido por algún repecho antes de llegar a
Barcenillas de Cerezos y
Espinosa de los Monteros. Allí
giramos a la izquierda por una carretera que irá ascendiendo poco a poco hasta
Las Machorras.
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Elaboración propia |
La pendiente se hace algo más pronunciada al dejar atrás esta localidad. Pronto llegamos a una
intersección, donde elegimos el
camino de la derecha, dirección Lunada. Después de unos metros de bajada comienza la ascensión a
Lunada (
8,2 kilómetros al 5,8% de pendiente media). Es un puerto relativamente duro, no tanto por sus rampas, que son bastante constantes, sino por su longitud. Lunada se hace bastante largo, así que conviene subirlo de forma suave para desgastarse lo menos posible. Un aspecto a tener en cuenta es el
mal estado del asfalto en algunos puntos: está muy rayado y áspero, sobre todo en los primeros kilómetros.
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El portillo de Lunada, con 1350 metros, es el techo de nuestra
ruta. Buen lugar para hacer el primer descanso |
En el alto, a 1350 metros, podemos parar a comer algo si es que no hace mucho frío y no abunda la niebla. Nos esperan ahora unos
14 kilómetros de bajada hacia Cantabria, un
descenso bastante rápido en su parte inicial y sobre todo
lleno de curvas. Destacar la imponente curva de herradura a los dos kilómetros de bajada con un impresionante barranco a nuestra derecha.
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Curva de herradura de Lunada.
Cuidado con el barranco. Tomada de
Paperblog |
Pero lo peor es, una vez más, el estado de la
carretera, pues está
muy bacheada y nuestras muñecas sufrirán de lo lindo, al igual que en Estacas de Trueba. Hay que estar atentos para no saltarnos el
cruce a izquierdas hacia Selaya. Por lo tanto, no llegamos a entrar en San Roque. Terminado el descenso, enlazamos directamente con el siguiente puerto:
El Caracol (
5,1 kilómetros al 7% de media). Se trata del puerto más corto del día, pero también el de mayor pendiente media. Nos tocará sufrir
rampas de hasta el 10% por una zona arbolada que aumentará la sensación de humedad. De los cuatro puertos es el que más me costó subir. La última parte transcurre sin una sola sombra, así que sufriremos bastante si el día está despejado.
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Bajando El Caracol con Selaya al fondo |
La
bajada de este puerto es de las más divertidas del día, por una
carretera en muy buen estado, con poco tráfico y anchura suficiente para tomar las curvas bastante rápido. Es un
descenso rápido y con varias curvas de herradura. El único pero es que cuenta con un odioso repecho de unos 700 metros que nos corta el ritmo. Una vez superado, nos restan algo más de dos kilómetros de fuerte bajada hasta
Selaya. Hay una
fuente que nos vendrá de lujo justo
a la entrada del pueblo.
Giraremos ahora a la izquierda, dejando al otro lado el centro de Selaya.
Unos metros de terreno llano y comenzamos la tercera ascensión del día:
La Braguía (
8,2 kilómetros al 5,85% de media). Por longitud y pendiente es un puerto clavado a Lunada, pero mientras que este cuenta con una subida constante, La Braguía tiene un primer kilómetro casi llano y algunos muy duros que superan el 7% de media. Además
La Braguía cuenta con
varias curvas de herradura, por ninguna de Lunada. Si a esto le sumamos que transcurre por una zona mucho más boscosa y húmeda que Lunada, y a que esta ascensión nos era desconocida, la dureza del puerto cántabro es mayor. El único punto a favor es que el estado de la carretera es mejor que el de Lunada. Es un puerto que se hace bastante largo al no conocerlo y cuenta con
dos miradores, lo que puede llegar a confundirlos con el alto.
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Puerto de La Braguía |
Tras esta dura ascensión, emprendemos la
bajada hacia
Vega de Pas durante 6 kilómetros de
bastante curveo. Este será nuestro segundo y más importante
punto de avituallamiento, pues debemos prepararnos para el puerto más exigente del día:
Estacas de Trueba (
14,2 km al 5,6% de media). A excepción de los dos primeros kilómetros que no pasan del 3%, el resto del puerto tiene porcentajes entre el 5 y el 7%. Sin duda
la dureza de este puerto radica en su longitud. La clave es hacerlo con paciencia y contar con la suerte que tuvimos nosotros (el cielo nublado y un tiempo bastante fresco). Fácilmente tardaremos unas dos horas en subir este coloso. En los últimos kilómetros del puerto hay una
fuente, justo
antes de la última curva de herradura. Es muy probable que arriba encontremos
niebla, así que lo mejor es no permanecer en el alto durante mucho rato.
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Desde Estacas de Trueba gozamos de bellos paisajes.
A medida que vamos subiendo, divisamos todo lo que hemos
dejado atrás. Tomada de CDBlendios |
Con casi 100 kilómetros en nuestras piernas, iniciamos la
bajada de Estacas por el lado de Burgos, con mucha menos pendiente. Incluso tendremos que subir algún pequeño repecho en algún momento, pero por lo general la carretera es favorable hasta
Espinosa. En esta localidad podemos hacer nuestra última parada si es necesario, para completar con fuerza los últimos 20 kilómetros de la etapa. Unos kilómetros algo quebrados por sus continuos
repechos hasta Sotoscueva. Aquí nos espera la última trampa: la subida a
La Varga (
1,6 kilómetros al 4,7% de media). Desde el alto hasta Pedrosa solo nos queda relajarnos en la suave bajada para completar esta dura etapa.