jueves, 11 de junio de 2015

Munilla, ida y vuelta por el mismo camino (31 km)

No hay que fiarse de la distancia de esta ETAPA. Pese a no haber puertos de montaña como tal, el perfil tiene varios sube y bajas que pueden hacernos sufrir, en especial la inédita bajada (y posterior subida) a Munilla. Comenzamos con la ascensión hasta Argomedo, unos 4 kilómetros y medio al 5% de pendiente media. La primera parte hasta San Martín es posiblemente lo más duro de la subida, aunque los últimos 300 metros también son bastante exigentes. Una vez en Argomedo afrontamos una ligera bajada y un poco de llano para llegar a un cruce, donde giramos a la izquierda y atravesamos todo el pueblo de Soncillo. 



Elaboración propia

Todavía en Soncillo, cogemos el cruce a la derecha, donde está el cuartel de la Guardia Civil, en dirección a Torres de Abajo. Circulamos ahora por una carretera secundaria y algo estrecha. En un momento debemos tomar otro cruce a la derecha desde el que vemos al fondo el pueblo de Torres. La carretera ahora pica hacia arriba durante unos 400 metros, incluso en la primera parte del pueblo. Recorremos toda la calle principal y cuando estamos a punto de salir de Torres tomamos un cruce a la izquierda hacia nuestro lugar de destino: Munilla

Cruce a Torres de Abajo
Cruce a Munilla, justo a la salida de Torres de Abajo
Nos separan seis kilómetros de esta localidad poco conocida del Valle de Valdebezana. Si la carretera por la que circulábamos ya era bastante estrecha, esta lo es aún más y en sus primeros metros está muy acosada por la vegetación. Comienza una ascensión de unos 3 kilómetros de distancia en el que sufriremos un drástico cambio de paisaje. Los primeros 600-700 metros aproximadamente tienen una pendiente considerable (con curva de herradura incluida) y transcurren por un terreno boscoso. Una vez salimos del bosque nos encontramos rodando por una especie de meseta con poca vegetación: aquí el terreno se vuelve más llano, aunque siempre tiende a picar hacia arriba de forma ligera. 

Tras atravesar un paso canadiense nos encontramos con una tremenda rampa de unos trescientos metros de longitud con una pendiente cercana al 14% en algunos puntos. Una vez superada, nos encontramos en el punto más alto de la etapa, un poco por encima de los mil metros. Superamos otro paso canadiense y afrontamos una pequeña bajada en la que la única preocupación es el ganado suelto que pueda haber por la carretera. 
En la mayor parte del camino hacia Munilla
transitamos por un páramo
Primeros metros de la subida
a Munilla (aún con vegetación)

Nos toca transitar por terreno prácticamente llano durante un kilómetro. El tercer y último paso canadiense de la etapa marca un cambio drástico de terreno. Es el momento de afrontar la bajada más peligrosa de la etapa y para mí de las peores que he realizado en toda mi vida. Se trata de una bajada corta (alrededor de un kilómetro) en la que pasamos de unos 970 metros de altitud a los 820 de Munilla, en el fondo del valle. 
Lo peor de este descenso es sin duda la enorme pendiente (más del 20% en algunos puntos) que nos hace coger una velocidad endiablada. Además la carretera tiene bastantes baches y cuenta con un par de curvas complicadas. Si a eso le añadimos que desconocía por completo la bajada y nunca la había realizado, la cosa se complica aún más.

Tremenda pendiente tras pasar el primer paso canadiense.
El alto se intuye al fondo
Entramos en Munilla totalmente embalados, por lo que hay que tener mucho cuidado. Además, la calle se estrecha mucho en un punto y es probable encontrarnos ganado por la misma carretera del pueblo. Una vez en el final del pueblo, en el punto más bajo, podemos tomarnos un descanso junto a la iglesia. Justo al lado hay una fuente donde se especifica que el agua no está tratada, así que hay que tener precaución si queremos beber. 


Entramos en el pueblo a toda velocidad. Podemos utilizar
una pista ascendente que hay al final para
frenar nuestra inercia
Realizaremos la vuelta por el mismo camino, pues en Munilla se acaba la carretera y la única opción es volver sobre nuestros pasos. Lo peor será ese primer kilómetro infernal con algún tramo cercano al 20% de pendiente máxima. Una vez superado ese tramo, y a excepción de un par de repechos, todo el camino es favorable y rápido hasta Soncillo, con la ventaja de no encontrar apenas vehículos hasta esta localidad. De Soncillo hasta Argomedo sí que tenemos una pequeña subida, pero a partir de ahí nos espera un cómodo descenso hasta Santelices para concluir la etapa. 

Una imagen de la agotadora subida desde Munilla
cuando emprendemos el camino de vuelta

jueves, 8 de enero de 2015

Vega de Pas por la Matanela y regreso a través de la montaña (66 km)

NOTA IMPORTANTE: Actualmente no es posible realizar esta etapa, pues la boca sur del Túnel de la Engaña (lado de Burgos) está tapiada. 

Sin duda una etapa interesante y diferente a todas las demás por el hecho de atravesar el ruinoso Túnel de la Engaña, de casi 7 kilómetros de longitud. Por lo tanto, se trata de una ruta en la que tendremos que recurrir a la mountain bike sí o sí por el peculiar tramo que hemos de atravesar. En conjunto no se trata de una etapa muy exigente ni por su longitud (66 kilómetros) ni por las cotas a superar. Pero el hecho de superar este agujero bajo la montaña sí que le añade cierta dureza, y sobre todo, emoción a la etapa.
Elaboración propia

Empezamos fuerte saliendo de Santelices hacia Soncillo, con unos 4,5 kilómetros de subida constante hasta Argomedo, en lo que podría ser el primer portillo del día. Llegamos sin problemas hasta el cruce de Soncillo, donde seguimos dirección El Escudo por una carretera con más tráfico que la anterior y donde el viento será un mal invitado. Pronto llegamos llaneando hasta Quintanaentello, donde nos espera un fuerte y duro repecho a la salida del pueblo. Superada esta dificultad, rodamos cómodamente durante unos kilómetros, pasando por Las Cabañas. Vamos a divisar una intersección donde nuestra carretera va a desembocar en la N-623. Estamos casi a los pies del puerto de El Escudo, pero no seguiremos por esta carretera, sino que nos desviaremos a la derecha por una vía secundaria
Puerto de Estacas visto desde Yera. A la derecha se
aprecia el desvío para acceder a esta vieja
 estación abandonada
Estación de Yera. Muy similar al estado en el que
se encuentran las casas en la boca sur de Burgos
Cuando llevamos medio kilómetro entramos en la localidad de La Paloma, a la vez que empieza (si es que puede llamarse así) el ascenso a la Matanela, ya que por la vertiente de Burgos la pendiente y el desnivel acumulado son insuficientes para catalogarlo como puerto. La distancia hasta el cartel del puerto es de unos 8 kilómetros, pero lo que se dice subida son solo 3 kilómetros al 4, 5 y 6% de desnivel respectivamente. Este último kilómetro es especialmente duro, y cuenta con una curva de herradura. A partir de aquí no se puede hablar de ascensión, ya que la pendiente no llega ni siquiera al 1%. Se trata de un falso llano a través de una zona sombría que nos puede venir muy bien en días de calor.  

Hacemos una parada en la vieja estación de Yera.
 Estacas de Trueba, al fondo
Al final sí que tenemos una pequeña subida que no es el alto de la Matanela, pero sí el punto más alto de la etapa. A partir de este punto iniciamos una bajada de unos 18 kilómetros que nos vendrá de lujo para relajar las piernas. Al inicio de este descenso se da la particularidad de que coronamos la Matanela, a unos 990 metros de altura, aunque las mediciones para este puerto no son nada precisas. Durante este largo descenso el mayor peligro no serán los vehículos (muy ocasionales por esta carretera) sino el ganado suelto que suele campar a sus anchas por doquier. La bajada no tiene una gran pendiente (en torno al 5 % de media) por lo que la bici no cogerá mucha velocidad. Personalmente, me parece una bajada bastante aburrida.
Interior de los barracones

En San Pedro del Romeral la cosa cambia: la bajada se hace más interesante. La pendiente media aumenta, por lo que cogeremos más velocidad. Pero lo que realmente le aporta emoción a esta segunda parte es la gran cantidad de curvas que nos encontraremos, casi todas con el mismo patrón (curva a izquierdas seguida de curva a derechas). Cuidado porque algunas son curvas ciegas y no aparentan lo que son. Sin duda, estamos ante una bajada mucho más técnica que la anterior. Ojo también con realizar este descenso en grupo, como hicimos nosotros. No es una bajada para tomársela a broma.
Preparados para entrar al Túnel de la Engaña
 por su boca norte (Cantabria)
Desprendimiento a falta de 2,5 km.
 La bóveda está hundida
El descenso finaliza en un cruce, donde giramos hacia la derecha por una carretera con bastante sombra en su primer kilómetro hasta Vega de Pas. Unos 3 kilómetros de ligera subida nos dejan en esta localidad, que será nuestro punto de avituallamiento. Una vez que reponemos fuerzas nos preparamos para el último y decisivo tercio de la etapa. Emprendemos la subida al puerto de Estacas de Trueba, pero por suerte solo completaremos los primeros 5 de sus 14 kilómetros. Debemos desviarnos ahora por una camino de piedra a mano de derecha, sin ninguna señalización. Sin embargo, vemos perfectamente la estación de Yera al otro lado de la ladera.
Algunos de nosotros nos preparamos para escalar el derrumbe
Inspeccionando el terreno mientras otros esperan abajo
Un kilómetro por este camino pedregoso y desgastado, y llegamos a la abandonada estación de Yera. A partir de aquí rodaremos por una senda de tierra y piedras, muy bacheada y probablemente embarrada. Durante este camino debemos atravesar previamente otros cuatro túneles, teniendo el más corto 43 metros de longitud y 285 el más grande. Durante esta travesía también nos encontraremos con los antiguos barracones donde se hospedaban los trabajadores durante la construcción del túnel. Por fin llegamos a la boca norte del Túnel de la Engaña, donde nos preparamos para atravesarlo: nos abrigamos, encendemos nuestras linternas, y ya estamos listos para adentrarnos en la oscuridad durante los 6.976 metros de longitud del túnel

Cabe destacar que la pendiente media del túnel es del 2% aproximadamente, pero resulta inapreciable. La primera parte del túnel se encuentra en bastante buen estado, sin desprendimientos, con pocos baches y la pista apenas está mojada. Aunque sí que se levanta bastante polvo cuando pasamos con la bici. Con el paso de los kilómetros el estado del túnel empeora, y cada vez son más frecuentes los desprendimientos: primero en forma de pequeñas piedras, pero según avanzamos, esas piedras se transforman en rocas que en alguna ocasión llegan a ocupar la mitad de la pista. Los baches también se van haciendo cada vez más frecuentes, al igual que el terreno embarrado. Empezamos con unos pocos charcos, para más tarde tener que ir buscando una trazada ideal que nos permita no quedar encallados en el barro.
La losa que está sobre mí se encuentra
 bastante suelta. ¡Mucho cuidado!

Los últimos metros del túnel
 están completamente anegados
El punto fuerte viene cuando quedan unos 2,5 kilómetros para el final del túnel. Nos encontramos literalmente con una pared de escombros formando un enorme montículo que bloquea el paso casi por completo. La única forma de superar este derrumbe es escalarlo y pasar por el hueco que queda arriba, una tarea muy complicada con las bicis a cuestas. Se trata sin duda de la zona más peligrosa del túnel y conviene pasarla cuanto antes y sin hacer mucho ruido. En la zona de arriba, donde la bóveda está desprendida, sopla una corriente muy fuerte. Una vez allí, conviene bajarla hacia el otro lado rápidamente, pues hay una enorme losa semidesprendida que puede venirse abajo en cualquier momento.

Por fin vemos la luz del día. Al fondo está la boca
sur del túnel, en Burgos
Una vez superado este derrumbe, debemos luchar contra el agua y el barro. A falta de unos 400 metros empezamos a ver la claridad del final del túnel, ya que hace una ligera curva. También es aquí donde el terreno se vuelve impracticable, pues está completamente inundado y puede haber hasta 40 centímetros de agua. Tenemos dos opciones: tirar a muerte con la bici procurando no quedarse varado en medio de ese agua helada o subirse al bordillo de la izquierda e ir caminando tranquilamente mientras llevas la bici por el agua. De esta forma saldrás el último del túnel, pero lo harás prácticamente seco.

Una vez fuera del túnel podemos tomarnos un respiro en las mesas de afuera y terminar los últimos 6 kilómetros de la forma más amena posible. Son unos últimos kilómetros muy favorables, en ligero descenso o prácticamente llanos, sobre todo a partir de Rozas. Si nos vemos con ganas, podemos terminar la etapa con un sprint desde San Martín de Porres.